cinco días y contando

No sé qué tienen los lunes que me ponen tonto. Lástima que no sea en el buen sentido.

Admitámoslo, este lunes ya venía con ganas de torcerse. Es algo vocacional con algunos días. Tú te los miras en el calendario y los ves con cara ansiada, prácticamente relamiéndose ante la idea de convertirse en "hoy" y poder desfogarse contigo.
Mira que yo los trato bien, los lunes. No me quejo especialmente cuando suena el despertador, no ando arrastrando los pies, no lanzo miradas mortíferas a quien intenta robarme el asiento en el tren por la mañana... Vale, quizá algún que otro lunes lo haga, pero eso es porque los martes resulta imposible sentarse (toda Cataluña debe hacer noche en mi ciudad, si no es que no me lo explico de dónde sale tanta gente en mi tren de los martes) y qué menos que compensarlo, ¿no? Es razonable, ¿verdad?

Pero es convertirse en "hoy" y algunos se me tiran a la yugular.

Necesito al Susurrador de Lunes.