una mañana: tiempo para mucho

El sábado fuimos a buscar presupuestos de armarios.

Tengo un hueco estupendo (¡estupendo!) en el dormitorio para hacerme un armario de pared a pared y de suelo a techo. Uno de esos armarios imponentes y que aprovechan hasta el último centímetro de espacio. Porque, a ver, quiero mucho a mi vaca portarropa, que de verdad que la quiero, pero miro con ilusión el día en que no tenga que sacar mi ropero al comedor para poder aspirar y fregar ese rincón del dormitorio.
Entendedme, no voy a sacar el armario nuevo, no pasará por la puerta, no me seáis cabestros. Me refiero a que, como estará bien encajado, esa parte del suelo no tendré que limpiarla, y no tendré nada correteando por la habitación que me impida pasar la aspiradora.
Espero que mis paredes sean decentemente verticales.

Volviendo al armario, fuimos a un par de tiendas de muebles que hacen armarios a medida. Que es la primera opción, para tantear el terreno.

Las dimensiones de que disponemos son aproximadamente 2metros50 x 2metros50, y entiendo que el fondo será de 65cm. Creo que el estándar es de 60cm, pero prefiero que sea de 65 porque soy así de especial. Con todo ese espacio puede salir un señor armario.
Hemos pensado (porque mi madre sigue siendo mi asesora de interiorismo. Y por muchos años, oiga) en hacer un armario con tres puertas correderas. Porque, hombre, las puertas correderas son un must en todo armario de piso moderno. No sólo es cool y totalmente in, sino que conviene recordar que los pisos de hoy son pequeños y a ver quién es el guapo que se pone a abrir una puerta abatible si quiere conservar la mesita de noche.
Ya teníamos la distribución pensada: en tres módulos: el primero sólo para colgar ropa, el segundo con estantes y una parte de colgar ropa larga (abrigos y esas cosas), y una tercera con cajones y más estantes, y arriba el altillo que lo conecta todo para poner lo más grande.
Además, como no tengo espejo de cuerpo entero, y aunque mi espejo de baño es ENORME (y, por tanto, PERFECTO. Con los espejos pasa como con otras tantas cosas: el tamaño importa. Y lo grande luce más), es el único que tengo en casa; así que aprovecharía la puerta central del armario para que me hiciera de espejo. De GRAN espejo. (Si hay algún sitio donde importa el tamaño, es en el dormitorio. Qué os voy a contar que no sepáis, ¿verdad?)

La distribución está más o menos clara, así que sólo tuvimos que sentarnos, explicarlo y esperar a que nos tiraran líneas y empezaran a contar cuánto dinero costaría hacer el armario.
Y contaron, vaya que si contaron. Vale, quizá soy un poco iluso, pero no me esperaba que un armario a medida dejara tan atrás la frontera de los dos mil euros. No sé, a mí si me dices que un armario me costará tres mil euros, espero que venga con acceso a Narnia, por lo menos. Pero no, por lo visto nada de viajes narnianos para el menda. Al menos no a través del armario, ya veremos qué dice el cine al respecto.
(A mi madre le hace mucha gracia mi sorpresa por los precios. Cuando voy con ella a plaza se parte el pecho. Amor de madre, que le llaman.)

Mi madre tiene fichada otra tienda de muebles donde podemos ir a pedir presupuesto. En esa, además, podremos mirar mesas de comedor plegables. Woohoo! Sí, mi mesa-caballito es entreñable y hace juego con mis jardineras-mueble de la tele, pero es el horror para traer invitados a casa.

Con la mesa y el armario, estaré a un mueble de televisor de distancia para completar el primer nivel de instalación. Luego ya llegaré a cosas complicadas, como alacenas y estanterías voladas en el dormitorio. Así no seré el único volado en casa :D
El colgador de las chaquetas ya lo dejo para nivel Maestro.

Pero no es lo único que hicimos. Oh, no. El sábado nos cundió mucho, y eso que sólo salimos por la mañana.

Después de sorprenderme y escandalizarme (no por igual) ante los precios de los armarios, mi madre y yo fuimos a la caza de figuras de chocolate para el Día de la Mona. Porque si hay algo que nos gusta celebrar en casa son las fiestas con dulces incorporados. Aunque será divertido encontrar una fiesta donde no haya dulces de por medio, creo que gran parte de la festividad religiosa gira en torno a un dulce u otro. Y yo que los disfruto todos y cada uno de ellos, HOOOO HO HO HO!!
A mi hermana le compramos una simple y elegante placa de chocolate con leche que luce con orgullo el escudo del Barça y las seis copas de la temporada pasada. Con lo futbolera que es, es altamente probable que le guste.
Yo fui algo más tradicional y me compré una segunda vivienda; esta vez, una pedazo de casa de tres pisos de chocolate negro y chocolate blanco. Porque pagar la hipoteca nunca fue tan divertido. (Tened en cuenta que no he jugado a ningún Animal Crossing.)

Tampoco os penséis que mi segundo hogar tiene quintales de chocolate. Es toda una señora mansión, pero sólo tiene dos dimensiones. Os puede parecer decepcionante, pero recordad que uno se conforma con poca cosa. Además, yo soy fan de las cosas planas; si no, no estaría batallando contra mi cuerpo para allanarlo, ¿verdad?

Hemos planeado preparar el pastel (que es la mona en sí, la figura es meramente decorativa) en casa el Lunes de Pascua por la mañana, y luego comérnoslo al mediodía. No sé si tendremos bastante tiempo... Al menos para la merienda seguro que estará.

Como colofón, aparentemente el sábado hice algo más: me corté un dedo. Es como un corte de papel, pero algo más profundo. El lunes ya casi no dolía, pero el domingo hacía notar su presencia cada vez que movía el corazón. Por suerte, no hice mucho el domingo, así que no lo sufrí demasiado.