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Parece que, después de tantos años sobrando comida, mi tía ha escuchado las súplicas de las cinturas de nuestros pantalones, dilatados hasta el límite de lo físicamente tolerable, y ayer la cena fue ligera. Tan ligera, de hecho, que hubo gente que se quedó hasta con hambre.
(Es un decir. Todos sabemos que en realidad nadie sale con hambre de una cena de nochebuena.)
Este año, mi tía dedicó la cena a los entrantes. Toda la cena eran entrantes. Así que fue una GRAN mesa de entrantes. Había de todo, desde lo más tradicional en nuestras nochebuenas (croquetas, jamón, conchas con revoltijo de marisco) hasta excelsas novedades (miniplatos de picada de ensalada). Conociendo a mi tía, muchos decidieron picotear ligeramente, para guardar espacio para el primer y segundo platos. La cara que se les quedó cuando mi tía les dijo que después de los entrantes iba directamente el postre habría desarmado al más enfurecido de los titanes.
(El postre fue un poco fail, mi tía mezcló helado de limón con chocolate a la taza, y no acabó de cuajar en la mayoría de los paladares. Pero un postre es un postre, así que...)
Por lo que a mí respecta, me encantó la cena ligera de mi tía. Como tengo muy poco autocontrol, me puse ceporro con los entrantes, que después de eso llegara el postre me fue de perlas. Mi hermana, sin embargo, no fue tan afortunada: ella se reservó para el plato principal que nunca llegó. Suerte que había jamón a espuertas y pudo compensarlo.
La comida de hoy ha sido más tradicional, con su sopa y su cabrito arrebozado, así que mi tía se ha resarcido a los ojos de mi hermana, y ésta se ha puesto bien fina.
En otro orden de cosas, ¡regalos!
Hoy en casa hemos abierto los regalos de Navidad. Yo me he llevado
(Es un decir. Todos sabemos que en realidad nadie sale con hambre de una cena de nochebuena.)
Este año, mi tía dedicó la cena a los entrantes. Toda la cena eran entrantes. Así que fue una GRAN mesa de entrantes. Había de todo, desde lo más tradicional en nuestras nochebuenas (croquetas, jamón, conchas con revoltijo de marisco) hasta excelsas novedades (miniplatos de picada de ensalada). Conociendo a mi tía, muchos decidieron picotear ligeramente, para guardar espacio para el primer y segundo platos. La cara que se les quedó cuando mi tía les dijo que después de los entrantes iba directamente el postre habría desarmado al más enfurecido de los titanes.
(El postre fue un poco fail, mi tía mezcló helado de limón con chocolate a la taza, y no acabó de cuajar en la mayoría de los paladares. Pero un postre es un postre, así que...)
Por lo que a mí respecta, me encantó la cena ligera de mi tía. Como tengo muy poco autocontrol, me puse ceporro con los entrantes, que después de eso llegara el postre me fue de perlas. Mi hermana, sin embargo, no fue tan afortunada: ella se reservó para el plato principal que nunca llegó. Suerte que había jamón a espuertas y pudo compensarlo.
La comida de hoy ha sido más tradicional, con su sopa y su cabrito arrebozado, así que mi tía se ha resarcido a los ojos de mi hermana, y ésta se ha puesto bien fina.
En otro orden de cosas, ¡regalos!
Hoy en casa hemos abierto los regalos de Navidad. Yo me he llevado
- una maravillosa manta polar de 2x1.8 metros. Es suave, cálida y en general la mejor acompañante de un sofá cómodo.
- un pijama polar, para poder disfrutar bajo el nórdico como toca de un buen invierno
- calcetines de invierno, que los míos estaban empezando a notar el paso de los años.
- Just Dance 2014 para Xbox 360 y el Kinect, para poder bailar sin mandos y a lo loco.
