decisiones

Al final he decidido no apuntarme al taller de escritura creativa.

Han ido actualizando el evento de facebook y han anunciado que es gratuito. Lo cuál es muy conveniente, y ha hecho más difícil el acabar descartando tomar parte en él. La razón/excusa más importante ha sido el horario. Aunque la mayoría de días me va bien, teniendo en cuenta dónde se hace, hay algunos viernes que llegaría tarde.

Este año he entrado en el rondo de jornadas intensivas, lo que significa que la mayoría de los viernes salgo a las tres y puedo llegar a casa antes de que se ponga el Sol en invierno. Los días que me toca guardar el fuerte, salgo a la hora de siempre, por lo que llego a mi ciudad a la misma hora a la que debería estar en el taller.

Podría cambiar el método de transporte y llegar al curso cargado, pero aún y así llegaría tarde. Vamos, que es la excusa perfecta, porque ya empiezo a estar apático. No ayuda que cada vez me cueste más enfrentarme a situaciones sociales, aborrezco salir a la calle y temo los ratos que tengo que estar rodeado de gente, hablando con ellos y formar parte de la conversación.

En otro orden de cosas, hoy termina la segunda semana laboral del año (para mí), y ya estoy arrastrando sueño y el cansancio que llevaba a final de 2015, antes de empezar mis vacaciones de tres semanas. ¿Cómo ha pasado?

Quiero decir, sé cómo ha pasado, y sé el por qué. Sigo pasando las mañanas como aletargado y despertando, por así decirlo, a partir del mediodía. Supongo que a veces tengo que hacerme estas preguntas estúpidas porque si no reviento.

De lo único que tengo ganas es de llegar a casa, tumbarme bajo la manta y pasar el fin de semana durmiendo. Ugh. Si tan sólo...