Antojos irrealizados

Este fin de semana ha sido la feria medieval de mi ciudad.

Se ha bailado en público los dos días, que es algo atípico porque suele llover al menos uno de los días.
Juraría que el año pasado también bailamos los dos días, pero, de nuevo, hasta entonces que yo recuerde siempre un día estaba lloviendo o el suelo mojado. Incluso a veces ha empezado a llover mientras bailábamos. (Que lo hubiera entendido si estuviéramos cantando, pero por suerte para el mundo, nunca ha sido así.)

¿Cómo ha ido? El sábado mejor que el domingo.
El sábado tuvimos cierta persona mirando que nos hizo alzar la ceja, así que no me voy a quejar porque si tengo que estar contento con algo mejor hacerlo si hay determinada gente mirando.
Por eso me fastidia que el domingo no me saliera igual, o que no pusiera tanto. Porque el domingo sí había gente mirando que me importa y debería haberlo podido dar todo porque para una vez que vienen... Que no es que me siente mal que no vengan, porque suele ser parecido de un año al siguiente y es lo mismo del holi y tal. Yo lo entiendo, desde fuera es monótono. Por eso, precisamente, si vienen, coño, ve a tope, ¿no? Pues no.
No tengo claro por qué, pero el domingo parecía ir a medio gas. Lo cuál tiene guasa, porque el sábado primero hicimos unos ensayos antes de actuar, así que tendría que haber estado más cansado el sábado que el domingo; tiene menos sentido aún porque siendo el segundo día que lo haces en público debería haberlo hecho mejor.

Por una parte, creo que soy de empezar lento y quizás el hecho de haber estado sacudiendo la lorcería un rato antes me sea más conveniente que no saltar a la pista tieso como la mojama después de estar esperando tres cuartos de hora de pie.
Por otra parte, tengo la ferviente teoría que mis segundas veces siempre son peores que las primeras. Me pasa probando recetas nuevas, por ejemplo. O incluso haciendo tandas de recetas que tengo por la mano. Los panellets son un claro ejemplo: hago tres tandas de la masa, y la segunda siempre sale de lao ¬¬U

Pero en fin, ya ha pasado y ahora no tenemos que hacer nada así en público hasta... quizás la fiesta mayor de un barrio en junio. Que no me da mucho tiempo de descanso, pero algo es algo. Y luego ya verano.

A raíz del tute de la semana pasada (y de los ensayos de las que la han precedido), esta semana no hay clase (o al menos la mía tiene fiesta). Lo cuál es extremadamente conveniente para el menda, porque este mismo miércoles, que es cuando tenía clase, llega Fantasy Life i: la pequeña ladrona del tiempo. Y no veas las ganas que le tengo.
Que sí, que aún tengo abierto Clair Obscur: Expedition 33, pero que me da igual, yo por Fantasy Life lo doy todo. Especialmente, las horas de sueño que no tengo ¬¬U

(De hecho, aprovechando que esta semana es de relax, tengo las fuertes ganas de pasarme toda la tarde empatatado en el sofá, una vez acabe los tuppers de mañana y tal, y darle un buen empujón a la historia del juego. Con suerte no me perderé por misiones secundarias e intereses completistas ¬¬U)

Aparte de bailar, este fin de semana jugueteaba con la idea de comprar alguna cosa en los puestos. Miel, por ejemplo. O embutidos. O hacerme con algúno bocadillo de butifarra a la brasa (madre mía lo bien que huele la barbacoa, es que quita el sentío). Lo que más me he debatido es comprar coca de chocolate. Porque hay varios tipos de coca, y uno es completista (y gordo, sobre todo gordo) y le gustan todas.

Pero al final no salía comprar: salí para bailar y listo. Y, la verdad, creo que ha sido buena decisión. Que es una lástima porque los puestos tienen buenos productos, pero también es cierto que me conozco y no estoy precisamente en una situación donde me convenga ceder a las tentaciones.

(Hilarante cuando el viernes me dijeron que estaba mucho más delgado ¬¬U)

De otra cosa que tenía ganas este fin de semana y que sí intenté hacer es cenar Viena. Lo admito, no puedo resistirme a comer en el Viena. Si estuviera en alguna de estas webs de comida a domicilio sería mi ruina. (Sería también el regocijo de las téxtiles de tallas grandes y del propio Viena ¬¬U) Pero al final este antojo, el más poderoso de ellos, también quedó sin realizar.

Porque, claro, en mi mente era un plan brillante: das unos bailoteos, te cambias, vas a buscar la cena al Viena y te vuelves a casa a disfrutar.
Lo intenté el viernes, después de ir de apoyo a una de las clases que se preparaban para las actuaciones de este finde. Lo intenté el sábado, después de nuestra actuación. Y ya el domingo no lo intenté porque no me cambié porque ya para qué.

Que, a ver, podría haber hecho la cola sin demasiados problemas. Había gente, como es normal, porque es una feria medieval pero el Viena es el Viena, y está literalmente al lado del cogollo medieval. Pero no estaba de humor. Quizás el antojo no era tan fuerte, o quizás mi barriga sí era demasiado grande. No sé.
Puestos a hacer cola, podría haber hecho cola para tremenda butifarra a la brasa, porque el Viena estará allí cuando la feria termine, pero la barbacoa gigante que huele a gloria no. Pero no, porque no era antojo de butifarra, era antojo de Viena.

(Y luego lo como y me quedo como un poco decepcionado, que no sé si es culpabilidad o que realmente no es tan bueno como antes, o que como con ansias y no lo disfruto. Quizás un poco de todo.)

Es posible que este jueves, al salir del trabajo, pase por el Viena y haga una cena tempranera. Porque a la hora que termino el jueves y ya estoy por estos lares ya te digo yo que hay cero cola. (La panadería es otro cantar, pero por eso ya no voy al salir del trabajo.)

Oh, cierto. Este fin de semana también ha sido Eurovisión. No lo he visto por incompatibilidad de agendas, pero he mirado los resultados. No los entiendo. Cada vez tengo más claro que mi gusto y los ránkings de Eurovisión no son compatibles.

edit (21:35): Ahora estoy acordándome del Sam del pasado por no comprar nada dulce, porque no veas las ganas que le tengo ¬¬U Voy a mirar fotos de magdalenas que con suerte me convalida ¬¬U