![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
Comparar lo mucho que me cuesta levantarme ahora (pese a llevar ya casi dos años con este horario) con lo bien que me levantaba a una hora parecida en 2012-2016 (que es el lapso anterior en el que estuve viniendo a donde trabajo ahora. Cosas de la vida) me estaba llevando por el camino de la desesperación. Sí, soy más viejo (podría decir soy mayor, pero no veas cómo tengo las canas de la barba ¬¬U), y si, estoy en peor forma (por mucho que croquetee ¬¬U), pero ¿tanto interviene esto en poder levantarme a la hora? ¿O realmente los ritmos circadianos de marras que se han puesto tan de moda últimamente son los culpables?
Pues ni lo uno ni lo otro. O al menos ninguna es la causa principal. Porque hace un par de semanas que hice un leve cambio y, la verdad, voy mejor.
Con la llegada del calor, ir y volver al trabajo estaba empezando a ser problemático por el sudor. Yo soy de sudar, siempre (incluso cuando pesaba 65 kg hace diez años (... madre mía, hace 10 años ya ¬¬U tengo que hacer algo porque qué repugnancia ¬¬U)), y el año pasado lo trampeé con cambios de ropa: la camiseta de andar por la calle (ida y vuelta) y la camiseta de estar en la oficina. A veces me ponía un polo en la oficina, cuando me venía arriba y encontraba aceptable cómo me quedaban.
Pero este año no tenía ganas de lidiar con cambio de vestuario, ni de duplicar el desgaste de camisetas y aumentar en consecuencia la carga de la lavadora, así que he optado por hacer uso de un servicio de autobús que tenemos en la empresa, que te lleva de una parada de metro (la más cercana) a la puerta de la oficina, un trayecto que andando son entre 25 y 35 minutos y que en bus son entre 7 y 10. Te lo descuentan de la nómina por cada viaje que haces, así que no es gratis, pero creo que los beneficios justifican el precio. Además, ya pago billete integrado (porque soy de transporte público), no me viene de uno más. (Iría genial que fuera compatible con el integrado que ya tengo, pero bueno, no se puede tener todo en esta vida ¬¬U).
El autobús, como todo transporte público, tiene un horario, así que he tenido que adaptarme al horario. Esto significa que tengo una hora de salida rígida (si quiero no estar de más en la oficina) y también una muy rígida de llegada a la parada para entrar a mi hora (que es la restricción importante). Y para cuadrar la recogida para la hora de entrada es donde he tenido que hacer movimientos en mi rutina de sueño.
Me levantaba para coger el primer tren, y caminaba después del combo tren-metro hasta llegar a la oficina (aprovechando para despejarme un poco y escuchar música y que me deslumbre el sol del amanecer reflejado en todos los putos edificios que tienen paredes de cristal porque hay que joder a los que están andando por la calle, claro que sí ¬¬U). Podría seguir con ese mismo horario, pero entonces tendría al menos veinte minutos muertos desde que salgo del metro hasta que llega el autobús en los que estaría quieto, y sinceramente para eso prefiero andar. Así que me planteé esperar dos trenes, dormir un poco más, y con el retraso del combo tren-metro llegar a una hora más ajustada al horario del autobús. Era un riesgo, porque el día que el tren o el metro decidan pararse (o el día que haya una incidencia), y al acercarme más a la hora punta tanto tren como metro podrían tener más pasajeros y hacer el viaje más pesado, pero el beneficio era claro: no madrugar tanto, menos ropa sudada, y llegar casi a la misma hora.
Como decía, llevo poco con este plan, unas pocas semanas, pero de momento creo que realmente es un cambio a mejor. No tanto porque duerma más, si no porque madrugo menos. Puedo dormir más, claro, si no retraso la hora de acostarse con este margen, pero todos sabemos que esto nunca va así porque la vida es un trolebús que te pasa por encima ¬¬U
Y justo ha sido el hecho de madrugar menos lo que me ha hecho darme cuenta que, si reucerdo bien, cuando en los 201x me daba tremendos madrugones en realidad me levantaba mucho más tarde de lo que he estado haciendo estas dos horas. Porque, claro, ahora el tren y el metro tienen bastantes paradas más y el trayecto, aunque es el mismo, tarda más, y ahora tengo que andar más para llegar a la oficina porque la central (antes iba a una sucursal) está algo más lejos; todo suma.
Así que ahora me acuesto un poquiiiito más tarde, me levanto como veinte minutos más tarde, cojo otro tren, el combo es triple (tren-metro-bús), y me encuentro mejor. Y no he tenido muchos reveses, aún no he perdido el bús porque tren o metro se han detenido inesperadamente, e incluso si soy rápido en el transbordo tren-metro cojo un metro anterior y puedo hasta esperar con calma el autobús.
No voy a decir que este cambio ha sido la panacea, porque ayer por ejemplo llegué a casa destrozado y se me fue la tarde vegetando soporíferamente y esta mañana me he levantado con tremendo dolor de cabeza por la rotura del sueño al sonar el despertador. Pero sí puedo decir que hay una mejora en mi día, y tengo la impresión de que quizás estaba forzando demasiado un cuerpo que, ahora más que nunca, tiene sus límites.
Pues ni lo uno ni lo otro. O al menos ninguna es la causa principal. Porque hace un par de semanas que hice un leve cambio y, la verdad, voy mejor.
Con la llegada del calor, ir y volver al trabajo estaba empezando a ser problemático por el sudor. Yo soy de sudar, siempre (incluso cuando pesaba 65 kg hace diez años (... madre mía, hace 10 años ya ¬¬U tengo que hacer algo porque qué repugnancia ¬¬U)), y el año pasado lo trampeé con cambios de ropa: la camiseta de andar por la calle (ida y vuelta) y la camiseta de estar en la oficina. A veces me ponía un polo en la oficina, cuando me venía arriba y encontraba aceptable cómo me quedaban.
Pero este año no tenía ganas de lidiar con cambio de vestuario, ni de duplicar el desgaste de camisetas y aumentar en consecuencia la carga de la lavadora, así que he optado por hacer uso de un servicio de autobús que tenemos en la empresa, que te lleva de una parada de metro (la más cercana) a la puerta de la oficina, un trayecto que andando son entre 25 y 35 minutos y que en bus son entre 7 y 10. Te lo descuentan de la nómina por cada viaje que haces, así que no es gratis, pero creo que los beneficios justifican el precio. Además, ya pago billete integrado (porque soy de transporte público), no me viene de uno más. (Iría genial que fuera compatible con el integrado que ya tengo, pero bueno, no se puede tener todo en esta vida ¬¬U).
El autobús, como todo transporte público, tiene un horario, así que he tenido que adaptarme al horario. Esto significa que tengo una hora de salida rígida (si quiero no estar de más en la oficina) y también una muy rígida de llegada a la parada para entrar a mi hora (que es la restricción importante). Y para cuadrar la recogida para la hora de entrada es donde he tenido que hacer movimientos en mi rutina de sueño.
Me levantaba para coger el primer tren, y caminaba después del combo tren-metro hasta llegar a la oficina (aprovechando para despejarme un poco y escuchar música y que me deslumbre el sol del amanecer reflejado en todos los putos edificios que tienen paredes de cristal porque hay que joder a los que están andando por la calle, claro que sí ¬¬U). Podría seguir con ese mismo horario, pero entonces tendría al menos veinte minutos muertos desde que salgo del metro hasta que llega el autobús en los que estaría quieto, y sinceramente para eso prefiero andar. Así que me planteé esperar dos trenes, dormir un poco más, y con el retraso del combo tren-metro llegar a una hora más ajustada al horario del autobús. Era un riesgo, porque el día que el tren o el metro decidan pararse (o el día que haya una incidencia), y al acercarme más a la hora punta tanto tren como metro podrían tener más pasajeros y hacer el viaje más pesado, pero el beneficio era claro: no madrugar tanto, menos ropa sudada, y llegar casi a la misma hora.
Como decía, llevo poco con este plan, unas pocas semanas, pero de momento creo que realmente es un cambio a mejor. No tanto porque duerma más, si no porque madrugo menos. Puedo dormir más, claro, si no retraso la hora de acostarse con este margen, pero todos sabemos que esto nunca va así porque la vida es un trolebús que te pasa por encima ¬¬U
Y justo ha sido el hecho de madrugar menos lo que me ha hecho darme cuenta que, si reucerdo bien, cuando en los 201x me daba tremendos madrugones en realidad me levantaba mucho más tarde de lo que he estado haciendo estas dos horas. Porque, claro, ahora el tren y el metro tienen bastantes paradas más y el trayecto, aunque es el mismo, tarda más, y ahora tengo que andar más para llegar a la oficina porque la central (antes iba a una sucursal) está algo más lejos; todo suma.
Así que ahora me acuesto un poquiiiito más tarde, me levanto como veinte minutos más tarde, cojo otro tren, el combo es triple (tren-metro-bús), y me encuentro mejor. Y no he tenido muchos reveses, aún no he perdido el bús porque tren o metro se han detenido inesperadamente, e incluso si soy rápido en el transbordo tren-metro cojo un metro anterior y puedo hasta esperar con calma el autobús.
No voy a decir que este cambio ha sido la panacea, porque ayer por ejemplo llegué a casa destrozado y se me fue la tarde vegetando soporíferamente y esta mañana me he levantado con tremendo dolor de cabeza por la rotura del sueño al sonar el despertador. Pero sí puedo decir que hay una mejora en mi día, y tengo la impresión de que quizás estaba forzando demasiado un cuerpo que, ahora más que nunca, tiene sus límites.