la dentista me ha prohibido las pizzas
Jan. 27th, 2011 09:27 am![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png){kind=small}
sam_blueskyLa visita ayer fue muy bien. Bueno, como suponí, la cosa nos llevó más tiempo del esperado, pero lo llevamos con buen humor. Nunca menospreciéis el poder de un mail chorra.
Nada más cruzar la puerta Claire me miró y me preguntó lo inevitable.
Claire: Qué, ¿no traes pizza?
Y después de unas risas, me fui a esperar mi turno.
Que no tardó mucho, porque la cosa iba ágil. Y la dentista entró ya dispuesta a ir al tajo, puesta como estaba en antecedentes.
Dentista: cuando Claire me ha dicho que leyera tu mail he pensado "buah, trabajo, qué coñazo". Y mira, al final hasta me ha hecho gracia. Ya te imaginaba a tí tó' puesto luchando contra la pizza.
Sam: sólo quiero dejar constancia de mi victoria en la batalla.
Dentista: *señala el bracket 33, el que se liberó del diente y del arco, reposando ahora tranquilo en un trozo de servilleta del restaurante; y arquea una ceja*
Sam: eh, no he dicho que fuera un Perfect.
Y mientras la dentista me volvía a pegar los brackets 33 (canino inferior izquierdo) y 43 (canino inferior derecho), Claire entró a preguntar algo.
Claire: oye, ¿habéis visto a Sam? Es que he ido a la sala de esp--
Sam: *levanta la mano, porque tiene dos manos ajenas en la boca y no puede articular mucho*
Claire: ... ¡oh! Es que no te he visto pasar.
Dentista: ¿creías que se había ido?
Claire: pensaba que había ido a por pizzas para todos.
Si no fuera porque corría el riesgo de cascarle un mordisco a la dentista, me habría unido al coro de risas de la habitación.
Mientras tanto, el chico que había en la sala de al lado, esperando que hiciera efecto la anestesia, le daba al tetris mobile.
Después de pegar los brackets más débiles (el 43 lleva despegándose los últimos tres meses. Necesito al robot de DW!The Weakest Link, para que me los ponga a todos firmes) en su sitio de rigor, la dentista fue a poner el arco. Me retiró los pistones bucales, con los que ya llevo dos meses seguidos, porque tenía miedo que la fuerza de empuje que tienen hiciera saltar a los brackets recién pegados. Cosa no muy descabellada, dado que el 33 y el 43 son los brackets que reciben la presión de los pistones. Y como estaban recién pegados, prefiere darles un par de semanas para que la cosa se aposente bien y entonces volverme a implantar los pistones. (¡¡Nooooooo!!)
La dentista puso el arco por un lado, lo puso por el otro, empezó a meterlo en su sitio, y cuando tuvo que pasar a los brackets por él y cerrarlos...
Dentista: ¿sabes? Creo que la pizza ya no me gusta tanto.
Sam: *mirada de "¿ah, sí?"*
Natalie: pues a mí me encanta.
Natalie es la auxiliar que hoy estaba echándole una mano a la dentista. Es que creo que, después de casi año y medio de ortodoncia, aún no os las he presentado. Qué maleducado soy.
Dentista: no, si a mí también. Yo hago mi masa, una textura majísima claro, y luego le hecho las verduras que tengo por casa. Me sale estupenda.
Natalie: yo a veces, cuando estoy inspirada, le pongo un huevo en medio de la pizza y ¡hala! Al horno.
Dentista: pero lo tuyo tiene más mérito, porque tú haces la masa a mano.
Sam: caggai.
Dentista: yo tengo la Thermomix, y claro, hacer masa es un momento. Pero ella no, ella lo hace a manita.
Natalie: y lo bonito que es ver todo el mármol lleno de harina...
Sam: y limpiarlo...
Dentista: ay, ¡cómo se nota que te has independizao! Lo que pasa es que ella sólo tiene la cocina los jueves.
Sam: así cualquiera, oye.
Lo cuál no deja de ser cierto. Y después de repasar anécdotas de cocina y trucos (la dentista le echa todas las verduras que encuentra cuando hace pizza, por ejemplo), la dentista se puso seria y me miró. Yo, lo admito, me habría asustado si no fuera porque me quitan las gafas y no veo una mierda.
Dentista: voy a tener que despegar otra vez los brackets, porque si fuerzo que pasen por el arco saltarán de nuevo.
Sam: vaaaya.
Dentista: y mira que me gusta la pizza, pero le estoy cogiendo una tírria...
Y dicho y hecho: cortó un par de alambres de fijación extra que había puesto, despegó los brackets, los limpió de pegamento, me limpió los dientes (que deben haber perdido al menos medio centímetro de esmalte, tanto pegar y repegar) y volvió a colocarlos, esta vez intentando ajustar de forma diferente su posición para que el arco entrara bien.
Dentista: sólo espero que me guste cómo queden ahora los caninos colocados. Porque donde quiero poner los brackets para que los muevan a su posición no puedo, el arco no pasa; y temo que si los pongo para que pase el arco acaben en un sitio que no me convenza. Estrella, por favor.
Natalie: En seguida. La estrella mide distancias, ¿verdad?
A lo que ha seguido un diálogo en el que me he perdido (Ryogagarrulo que es uno), que díria que giraba alrededor de proyección de líneas imaginarias para adivinar dónde están las raíces de los dientes, posicionamiento de brackets en relación a inclinación y rotación, y cómo de pocho tiene el geranio.
La segunda recolocación de brackets ha sido un éxito, y el arco ha entrado sin problemas. Como decía antes, al tener que pegar, despegar y volver a pegar los brackets que aguantan el empuje de los pistones ha optado por dar un tiempo para ver si ahora se afianzan un poco más en su sitio y no salen corriendo al primer asomo de comida italiana. Por si acaso evitaré mencionar a Buittoni.
En sustitución de los pistones vuelven las gomas nocturnas, que se enganchan a brackets que han demostrado su firmeza.
Y antes de salir de la consulta le prometí ser un niño bueno.
Dentista: pues nos vemos en tres semanas. Y Sam...
Sam: ¿hmm?
Dentista: Nada. De. Pizzas.
Sam: ¡Ni hablar!
Dentista: spaguettis, raviolis, tortellinis, hasta gnochis. ¡Pero nada de pizza!
Sam: Prometido.
Voy a tener que pensar en una cena diferente para los viernes, entonces. ¿Sugerencias? Las salchichas se perfilan como temporales mientras domino el arte de las tiras de pollo para fajitas.
Lo que estoy aprendiendo con esta ortodoncia, oye.
Nada más cruzar la puerta Claire me miró y me preguntó lo inevitable.
Claire: Qué, ¿no traes pizza?
Y después de unas risas, me fui a esperar mi turno.
Que no tardó mucho, porque la cosa iba ágil. Y la dentista entró ya dispuesta a ir al tajo, puesta como estaba en antecedentes.
Dentista: cuando Claire me ha dicho que leyera tu mail he pensado "buah, trabajo, qué coñazo". Y mira, al final hasta me ha hecho gracia. Ya te imaginaba a tí tó' puesto luchando contra la pizza.
Sam: sólo quiero dejar constancia de mi victoria en la batalla.
Dentista: *señala el bracket 33, el que se liberó del diente y del arco, reposando ahora tranquilo en un trozo de servilleta del restaurante; y arquea una ceja*
Sam: eh, no he dicho que fuera un Perfect.
Y mientras la dentista me volvía a pegar los brackets 33 (canino inferior izquierdo) y 43 (canino inferior derecho), Claire entró a preguntar algo.
Claire: oye, ¿habéis visto a Sam? Es que he ido a la sala de esp--
Sam: *levanta la mano, porque tiene dos manos ajenas en la boca y no puede articular mucho*
Claire: ... ¡oh! Es que no te he visto pasar.
Dentista: ¿creías que se había ido?
Claire: pensaba que había ido a por pizzas para todos.
Si no fuera porque corría el riesgo de cascarle un mordisco a la dentista, me habría unido al coro de risas de la habitación.
Mientras tanto, el chico que había en la sala de al lado, esperando que hiciera efecto la anestesia, le daba al tetris mobile.
Después de pegar los brackets más débiles (el 43 lleva despegándose los últimos tres meses. Necesito al robot de DW!The Weakest Link, para que me los ponga a todos firmes) en su sitio de rigor, la dentista fue a poner el arco. Me retiró los pistones bucales, con los que ya llevo dos meses seguidos, porque tenía miedo que la fuerza de empuje que tienen hiciera saltar a los brackets recién pegados. Cosa no muy descabellada, dado que el 33 y el 43 son los brackets que reciben la presión de los pistones. Y como estaban recién pegados, prefiere darles un par de semanas para que la cosa se aposente bien y entonces volverme a implantar los pistones. (¡¡Nooooooo!!)
La dentista puso el arco por un lado, lo puso por el otro, empezó a meterlo en su sitio, y cuando tuvo que pasar a los brackets por él y cerrarlos...
Dentista: ¿sabes? Creo que la pizza ya no me gusta tanto.
Sam: *mirada de "¿ah, sí?"*
Natalie: pues a mí me encanta.
Natalie es la auxiliar que hoy estaba echándole una mano a la dentista. Es que creo que, después de casi año y medio de ortodoncia, aún no os las he presentado. Qué maleducado soy.
Dentista: no, si a mí también. Yo hago mi masa, una textura majísima claro, y luego le hecho las verduras que tengo por casa. Me sale estupenda.
Natalie: yo a veces, cuando estoy inspirada, le pongo un huevo en medio de la pizza y ¡hala! Al horno.
Dentista: pero lo tuyo tiene más mérito, porque tú haces la masa a mano.
Sam: caggai.
Dentista: yo tengo la Thermomix, y claro, hacer masa es un momento. Pero ella no, ella lo hace a manita.
Natalie: y lo bonito que es ver todo el mármol lleno de harina...
Sam: y limpiarlo...
Dentista: ay, ¡cómo se nota que te has independizao! Lo que pasa es que ella sólo tiene la cocina los jueves.
Sam: así cualquiera, oye.
Lo cuál no deja de ser cierto. Y después de repasar anécdotas de cocina y trucos (la dentista le echa todas las verduras que encuentra cuando hace pizza, por ejemplo), la dentista se puso seria y me miró. Yo, lo admito, me habría asustado si no fuera porque me quitan las gafas y no veo una mierda.
Dentista: voy a tener que despegar otra vez los brackets, porque si fuerzo que pasen por el arco saltarán de nuevo.
Sam: vaaaya.
Dentista: y mira que me gusta la pizza, pero le estoy cogiendo una tírria...
Y dicho y hecho: cortó un par de alambres de fijación extra que había puesto, despegó los brackets, los limpió de pegamento, me limpió los dientes (que deben haber perdido al menos medio centímetro de esmalte, tanto pegar y repegar) y volvió a colocarlos, esta vez intentando ajustar de forma diferente su posición para que el arco entrara bien.
Dentista: sólo espero que me guste cómo queden ahora los caninos colocados. Porque donde quiero poner los brackets para que los muevan a su posición no puedo, el arco no pasa; y temo que si los pongo para que pase el arco acaben en un sitio que no me convenza. Estrella, por favor.
Natalie: En seguida. La estrella mide distancias, ¿verdad?
A lo que ha seguido un diálogo en el que me he perdido (
La segunda recolocación de brackets ha sido un éxito, y el arco ha entrado sin problemas. Como decía antes, al tener que pegar, despegar y volver a pegar los brackets que aguantan el empuje de los pistones ha optado por dar un tiempo para ver si ahora se afianzan un poco más en su sitio y no salen corriendo al primer asomo de comida italiana. Por si acaso evitaré mencionar a Buittoni.
En sustitución de los pistones vuelven las gomas nocturnas, que se enganchan a brackets que han demostrado su firmeza.
Y antes de salir de la consulta le prometí ser un niño bueno.
Dentista: pues nos vemos en tres semanas. Y Sam...
Sam: ¿hmm?
Dentista: Nada. De. Pizzas.
Sam: ¡Ni hablar!
Dentista: spaguettis, raviolis, tortellinis, hasta gnochis. ¡Pero nada de pizza!
Sam: Prometido.
Voy a tener que pensar en una cena diferente para los viernes, entonces. ¿Sugerencias? Las salchichas se perfilan como temporales mientras domino el arte de las tiras de pollo para fajitas.
Lo que estoy aprendiendo con esta ortodoncia, oye.
