segundo intento

Después de que me rechazaran la petición de visita al otorrino y la tontá de necesitar un informe de tabique nasal para que el otorrino me visite y redacte un informe de tabique nasal (definición de burocracia), la logopeda, con toda su buena voluntad, escribió en un papel:

Este es Sam. Tiene el tabique nasal desviado. Necesitamos saber el grado del desvío para saber si realmente habla con voz nasal porque físicamente le es imposible hablar bien, que el chaval el pobre...

En realidad lo pone en bonito, con palabras técnicas (básicamente las que había usado al explicárselo a la doctora, pero ¡eh!), pero la idea viene a ser ésta.

Y hoy tenía visita con mi médico de cabecera, para entregarle el informe de la logopeda.

Básicamente la doctora ha confirmado que lo que está en el informe es lo mismo que le dije, pero por si acaso se ha dedicado a transcribir el informe en digital para incluirlo en la petición de derivación, no sea caso que el otorrino esté de un humor subido y vuelva a tirarlo para atrás si no se encuentra un muro de texto (es un decir) con palabrotas que se la pongan dura.

Ahora queda esperar, para ver qué dice el señor que gestiona las derivaciones, y cruzar los dedos para que no me la echen para atrás. Si no, la doctora me ha comentado que vaya directamente a atención al paciente y les tire algo por la cabeza.

Ya que estaba, y como quedamos en la otra visita, le he llevado la analítica que me hicieron el diciembre de 2012, para que vea cómo estoy (o estaba por esas fechas). Y la verdad es que las cosas están (estaban) suficientemente bien.

Había anotado comentarios sobre algunas dudas que tenía, especialmente en aquellos valores que estaban demasiado cerca de uno de los límites para mi gusto, pero ella me ha dicho que no hay de qué preocuparse.
Lo que quizá más me sorprendió (aparte de mi visión plusquamperfecta) fue lo del murmullo ventricular. Pero dice que nada, que no hay que darle ninguna importancia.

Que, a ver, si no hay que darle importancia, no lo dirían, así que relevante de alguna forma tiene que serlo.
Aunque tampoco es que yo le haya dado muchas vueltas, ni me acordaba de lo del murmullo. Y de momento sigo haciendo las cosas que hago siempre sin demasiados problemas de corazón, por lo que realmente parece poco importante.
(Y, si tiene que pasar algo, pasará cuando tenga que pasar. Mientras tanto, a disfrutar.)