las reuniones te hacen fuerte
Nov. 11th, 2009 07:19 pm![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png){kind=small}
sam_blueskyNo soy lo que se considera una persona fuerte. Ni mental, ni anímica y desde luego no físicamente.
Es algo que ha traído a mi padre de cabeza siempre que he echado una mano cuando hay cosas que hacer por casa: mover muebles, serrar madera, desmontar y/o montar estanterías, ese tipo de bricotareas que es necesario hacer de vez en cuando. Él tenia la secreta esperanza que mostrando su frustración me enfadaría y sujetaría las cosas con más fuerza o podría elevar con más potencia una caja pesada. No es algo que funcione conmigo, porque en lugar de enfadarme tiendo a deprimirme, y eso quita fuerza en lugar de darla.
Vamos, que soy un flojo de libro. Por lo que no me explico cómo he podido partir un boli bic por la mitad sin hacer fuerza.
Ayer por la tarde estaba en una reunión. Que es lo mismo que decir "el agua moja", porque parece que mi estado natural desde que me han desterrado es estar reunido (por suerte mi estado natural no es estar mojado, que eso tiene implicaciones que no vamos a pararnos a estudiar ahora). Hasta cuando estoy en casa me siento reunido, en lugar de sentirme en casa. Veo la cena, la única comida que hacemos toda la familia juntos y a la vez entre semana, como un meeting con la familia cercana donde tenemos que ponernos al día de lo que ha pasado y decidir qué vamos a hacer para tal o cuál día. Tengo ganas de que termine mi destierro (tengo una pausa cada jueves, donde me dejan volver a las oficinas de mi empresa. Pero este jueves voy a ir de culo porque tengo que preparar una nueva versión de la aplicación, así que no voy a poder disfrutarlo), y a veces no me importa la forma en que termine el destierro.
La cuestión es que ayer estaba en una reunión con gente de la empresa cliente. Estábamos hablando de unos cambios (siempre hablamos de cambios, porque lo que está hecho ahora no les gusta) cuando ha salido un tema que hablamos el día anterior, y que yo daba por cerrado (había que implementar cambios, pero bueno, se podía hacer). Pero no estaba cerrado,que estaba de parranda sino que hablando se dieron cuenta los del cliente que lo que hablamos el día anterior no les era útil y en dos frases me lo redefinieron todo.
Snap!
Mi pobre bic, al que adoraba porque escribía con tinta azul oscura y mucha soltura, partido por la mitad. Yo lo había partido por la mitad. La sala quedó en silencio, la gente del cliente cruzando miradas. En ese momento no caí en disculparme, o en decir que no se tomase como una exteriorización de lo que estaba pasándome por la cabeza. Lo único que hice fue pucheros por accidentalmente destruir mi bolígrafo de trabajo favorito.
Tras ese momento inicial de desconcierto, la reunión retomó su marcha, y mientras íbamos hablando no podía entender cómo había pasado. No estaba enfadado, aquí cambiar las cosas es el pan de cada día; y no recuerdo haber hecho fuerza suficiente para partirlo por la mitad de forma tan limpia. Ni siquiera tengo la fuerza suficiente para partirlo por la mitad de forma tan limpia.
Para mi que la estructura debe haberse debilitado al llevarlo en la maleta. Quizá estaba algo forzado en ese bolsillo, y en uno de mis jugueteos con el bolígrafo le toqué ese punto en el que había grietas invisibles y sencillamente cedió. Porque no veo las líneas rojas que cruzan los objetos y que si cortas siguiéndolas los descuajeringas.
(Bic cristal, ¿eh?, que a mi me gusta hacer la letra pequeña pero de trazo grueso. Eso del bic naranja que escribe fino nunca me gustó.)
Mi salud ha metido la directa. Ahora las enfermedades se suceden unas a otras con una velocidad vertiginosa.
* El lunes pasado pillé un virus chungo que me disparó la fiebre y me redujo a una masa quejumbrosa y durmiente que en algún momento del pasado fue un ser humano. El miércoles ya me encontraba bien, gracias a la Terapia "Vida de Gato" (dormir veinte horas, usar las otras cuatro para comer y tener los cinco minutos locos) y a la medicación.
* El jueves la nariz se me empezó a tapar y el sábado tenía un resfriado muy molesto encima, donde las mucosas habían entrado en huelga japonesa y generaban superhábit. El domingo, cuando salí de casa para ir a ver Bollywood Love Story ya se había normalizado la situación.
* El lunes todo el sistema gastrointestinal se puso en pie de guerra, y me pasé parte de la noche y gran parte del martes (ayer) no lejos del frío señor Roca. Hoy la situación está bajo control y todo funciona como es debido, sin escándalos. Y encima he recuperado la regularidad.
No sé si es que me estoy poniendo al día con todas las cepas de todos los bichos que debería haber pillado o es que hay una competición por ver quién es capaz de convertir a Sam en un despojo humano en menos tiempo (el ganador está claro: lo que me disparó la fiebre. Entre la migraña, el cansancio, el dolor articular y muscular y la fiebre, no sabía ni dónde estaba).
(¡Ya han llegado! ¡Ya han llegado! Mañana seguramente llegará lo que falta. Wii!!)
Es algo que ha traído a mi padre de cabeza siempre que he echado una mano cuando hay cosas que hacer por casa: mover muebles, serrar madera, desmontar y/o montar estanterías, ese tipo de bricotareas que es necesario hacer de vez en cuando. Él tenia la secreta esperanza que mostrando su frustración me enfadaría y sujetaría las cosas con más fuerza o podría elevar con más potencia una caja pesada. No es algo que funcione conmigo, porque en lugar de enfadarme tiendo a deprimirme, y eso quita fuerza en lugar de darla.
Vamos, que soy un flojo de libro. Por lo que no me explico cómo he podido partir un boli bic por la mitad sin hacer fuerza.
Ayer por la tarde estaba en una reunión. Que es lo mismo que decir "el agua moja", porque parece que mi estado natural desde que me han desterrado es estar reunido (por suerte mi estado natural no es estar mojado, que eso tiene implicaciones que no vamos a pararnos a estudiar ahora). Hasta cuando estoy en casa me siento reunido, en lugar de sentirme en casa. Veo la cena, la única comida que hacemos toda la familia juntos y a la vez entre semana, como un meeting con la familia cercana donde tenemos que ponernos al día de lo que ha pasado y decidir qué vamos a hacer para tal o cuál día. Tengo ganas de que termine mi destierro (tengo una pausa cada jueves, donde me dejan volver a las oficinas de mi empresa. Pero este jueves voy a ir de culo porque tengo que preparar una nueva versión de la aplicación, así que no voy a poder disfrutarlo), y a veces no me importa la forma en que termine el destierro.
La cuestión es que ayer estaba en una reunión con gente de la empresa cliente. Estábamos hablando de unos cambios (siempre hablamos de cambios, porque lo que está hecho ahora no les gusta) cuando ha salido un tema que hablamos el día anterior, y que yo daba por cerrado (había que implementar cambios, pero bueno, se podía hacer). Pero no estaba cerrado,
Snap!
Mi pobre bic, al que adoraba porque escribía con tinta azul oscura y mucha soltura, partido por la mitad. Yo lo había partido por la mitad. La sala quedó en silencio, la gente del cliente cruzando miradas. En ese momento no caí en disculparme, o en decir que no se tomase como una exteriorización de lo que estaba pasándome por la cabeza. Lo único que hice fue pucheros por accidentalmente destruir mi bolígrafo de trabajo favorito.
Tras ese momento inicial de desconcierto, la reunión retomó su marcha, y mientras íbamos hablando no podía entender cómo había pasado. No estaba enfadado, aquí cambiar las cosas es el pan de cada día; y no recuerdo haber hecho fuerza suficiente para partirlo por la mitad de forma tan limpia. Ni siquiera tengo la fuerza suficiente para partirlo por la mitad de forma tan limpia.
Para mi que la estructura debe haberse debilitado al llevarlo en la maleta. Quizá estaba algo forzado en ese bolsillo, y en uno de mis jugueteos con el bolígrafo le toqué ese punto en el que había grietas invisibles y sencillamente cedió. Porque no veo las líneas rojas que cruzan los objetos y que si cortas siguiéndolas los descuajeringas.
(Bic cristal, ¿eh?, que a mi me gusta hacer la letra pequeña pero de trazo grueso. Eso del bic naranja que escribe fino nunca me gustó.)
Mi salud ha metido la directa. Ahora las enfermedades se suceden unas a otras con una velocidad vertiginosa.
* El lunes pasado pillé un virus chungo que me disparó la fiebre y me redujo a una masa quejumbrosa y durmiente que en algún momento del pasado fue un ser humano. El miércoles ya me encontraba bien, gracias a la Terapia "Vida de Gato" (dormir veinte horas, usar las otras cuatro para comer y tener los cinco minutos locos) y a la medicación.
* El jueves la nariz se me empezó a tapar y el sábado tenía un resfriado muy molesto encima, donde las mucosas habían entrado en huelga japonesa y generaban superhábit. El domingo, cuando salí de casa para ir a ver Bollywood Love Story ya se había normalizado la situación.
* El lunes todo el sistema gastrointestinal se puso en pie de guerra, y me pasé parte de la noche y gran parte del martes (ayer) no lejos del frío señor Roca. Hoy la situación está bajo control y todo funciona como es debido, sin escándalos. Y encima he recuperado la regularidad.
No sé si es que me estoy poniendo al día con todas las cepas de todos los bichos que debería haber pillado o es que hay una competición por ver quién es capaz de convertir a Sam en un despojo humano en menos tiempo (el ganador está claro: lo que me disparó la fiebre. Entre la migraña, el cansancio, el dolor articular y muscular y la fiebre, no sabía ni dónde estaba).
(¡Ya han llegado! ¡Ya han llegado! Mañana seguramente llegará lo que falta. Wii!!)
