soy el número cuatro
Mar. 3rd, 2013 07:26 pm![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
Este ha sido un fin de semana tranquilo. Necesitaba quedarme en casa y recargar pilas, y lo he agradecido. Desde finales de Noviembre cada fin de semana he hecho algo, y había llegado a un punto en que ya no sabía en qué día vivía. Así que un pelín de retiro era lo que necesitaba.
Como consecuencia, he podido engancharme a un anime nuevo, Sword Art Online, que ha consumido mi alma y ya voy por el segundo revisionado y me ha empujado a buscar de nuevo un videojuego de fantasía en el que volcarme. Y he podido también ver un par de películas que tenía por ahí pendientes.
Así que voy a hablar un poco de Soy el número Cuatro.
La quería ver en el cine, pero al final (como otras muchas desde hace unos años) la retiraron antes de que tuviera la oportunidad de ir. Y es una lástima, porque ¿cómo dejar pasar una película de superpoderes? ¡Si el prota es telekinético! Qué lástima perdérsela en el cine...
Otro de los encantos que tiene es ver a Quinn Fabray haciendo de Quinn Fabray en un instituto que no es el William McKinley. Porque, admitámoslo, Dianna Agron hace de Quinn en esta película. Le quitas al baby y le das una cámara y hala, ya la tienes ubicada en el nuevo universo.
La película ha resultado muy entretenida, incluso tirando del tradicional argumento de joven que descubre sus poderes. Por suerte, no es exactamente como me esperaba y al menos aquí el protagonista sabe que es especial. No sabe que es telekinético y que tiene un porrón de habilidades, pero sí que sabe que es diferente, uno de los pocos de su especie que ha venido a esconderse en nuestro planeta de los que juraron extinguir a su especie.
Que también son ganas de llevar una plaga así a otro planeta habitado. Qué majos, los marcianos.
Los efectos están conseguidos, el argumento es predecible, y al final te dicen un par de cosas que te hacen preguntar si los protectores de estos pocos elegidos con superpoderes son tontos de remate o es que disfrutan sufriendo.
En serio, toda la película va de cómo cada niño elegido tiene un guardián que se encarga de vigilarlo y protegerlo (y borrarlo de los internets para que los malos no rastreen facebook y sepan dónde está) y de cómo de importante es que estén los niños separados y aislados del resto, y luego al final va uno de los guardianes y dice "juntos sois más poderosos de lo que jamás seréis por separado". Pues vamos a ver, pedazo de alcornoque, dejaos de tanto aislamiento y mandangas y ponerlos a todos en la misma habitación. ¡Si seréis zopencos!
Lo estaba pensando a lo largo de la película, especialmente cuando la Segunda Rubia (otra de las alienas con poderes, divinísima, macarrilla, se teleporta como Rondador Nocturno) aparece en escena a ritmo de Adele (lo admito, me ha encantado la escena. Mis vecinos os lo pueden confirmar), pero cuando el guardián del prota ha digo la tontá de que debe buscar al resto porque juntos podrán protegerse unos a otros... Mira, ganas de entrarle y decirle "pues te mereces todo lo malo que te ha pasado."
Ugh.
Aparte de esto, es una película decente. No creo que me la compre, pero es entretenida. Al menos si tienes cierta afición por la gente con poderes. (A mí es que me ponen a un telekine y pierdo el norte.)
Como consecuencia, he podido engancharme a un anime nuevo, Sword Art Online, que ha consumido mi alma y ya voy por el segundo revisionado y me ha empujado a buscar de nuevo un videojuego de fantasía en el que volcarme. Y he podido también ver un par de películas que tenía por ahí pendientes.
Así que voy a hablar un poco de Soy el número Cuatro.
La quería ver en el cine, pero al final (como otras muchas desde hace unos años) la retiraron antes de que tuviera la oportunidad de ir. Y es una lástima, porque ¿cómo dejar pasar una película de superpoderes? ¡Si el prota es telekinético! Qué lástima perdérsela en el cine...
Otro de los encantos que tiene es ver a Quinn Fabray haciendo de Quinn Fabray en un instituto que no es el William McKinley. Porque, admitámoslo, Dianna Agron hace de Quinn en esta película. Le quitas al baby y le das una cámara y hala, ya la tienes ubicada en el nuevo universo.
La película ha resultado muy entretenida, incluso tirando del tradicional argumento de joven que descubre sus poderes. Por suerte, no es exactamente como me esperaba y al menos aquí el protagonista sabe que es especial. No sabe que es telekinético y que tiene un porrón de habilidades, pero sí que sabe que es diferente, uno de los pocos de su especie que ha venido a esconderse en nuestro planeta de los que juraron extinguir a su especie.
Que también son ganas de llevar una plaga así a otro planeta habitado. Qué majos, los marcianos.
Los efectos están conseguidos, el argumento es predecible, y al final te dicen un par de cosas que te hacen preguntar si los protectores de estos pocos elegidos con superpoderes son tontos de remate o es que disfrutan sufriendo.
En serio, toda la película va de cómo cada niño elegido tiene un guardián que se encarga de vigilarlo y protegerlo (y borrarlo de los internets para que los malos no rastreen facebook y sepan dónde está) y de cómo de importante es que estén los niños separados y aislados del resto, y luego al final va uno de los guardianes y dice "juntos sois más poderosos de lo que jamás seréis por separado". Pues vamos a ver, pedazo de alcornoque, dejaos de tanto aislamiento y mandangas y ponerlos a todos en la misma habitación. ¡Si seréis zopencos!
Lo estaba pensando a lo largo de la película, especialmente cuando la Segunda Rubia (otra de las alienas con poderes, divinísima, macarrilla, se teleporta como Rondador Nocturno) aparece en escena a ritmo de Adele (lo admito, me ha encantado la escena. Mis vecinos os lo pueden confirmar), pero cuando el guardián del prota ha digo la tontá de que debe buscar al resto porque juntos podrán protegerse unos a otros... Mira, ganas de entrarle y decirle "pues te mereces todo lo malo que te ha pasado."
Ugh.
Aparte de esto, es una película decente. No creo que me la compre, pero es entretenida. Al menos si tienes cierta afición por la gente con poderes. (A mí es que me ponen a un telekine y pierdo el norte.)