y aún me dura
Jun. 11th, 2015 03:10 pmDesde ayer que voy arrastrando un dolor en la uña del dedo gordo del pie derecho.
Ayer, al bajar de la cinta en el gimnasio, pensé que sería cosa de la uña. Estaba empezando a ser un pelín larga, y en seguida que pasa de un punto se me clava en el pie. Tenía pinta de ser esa sensación de molestia por presión, que desaparecería cuando me la cortara bien a ras. Así que me puse a ello después de ducharme y que el agua hiciera algo más trabajable la zona. Tras dejarla bien bonica, fui a lavar los platos; no le di importancia a que me siguiera molestando porque recién me había hecho cargo de la uña.
Qué sorpresa me he llevado esta mañana al despertarme con el dolor igual de intenso. Y entonces, mientras me lavaba la cara, lo recordé. El pisotón de la niña malcriada en el metro. Que sí, no debía tener más de seis años, pero precisamente eso lo hace peor, porque a esas edades sudan mucho del control y si se ponen a trotar por el vagón del metro y deciden clavarte el talón, te lo clavan; y por supuesto no mires a los padres porque no le van a decir que deje de tocar las narices (o pisotear los pies) de la gente, están aliviados de poder excusarse en que es pequeña y dejar que otros carguen con el atenderla.
Niños.
Otra cosa que he recordado esta mañana, nada más abrir los ojos, es que ayer no hice la maleta para el gimnasio. Y hoy tengo entreno monitorizado, así que es impepinable ir al gimnasio, y por ende hacer la maleta. Prefiero dejarla hecha el día anterior para no correr riesgo de olvidarme alguna cosa. Si estoy dormido cuando me acuesto, aún más cuando me levanto.
No me ha hecho gracia, pero era eso o saltarme el gimnasio, así que he tenido que hacer la maleta además de todo lo que tengo que hacer antes de salir de casa por la mañana para ser tan persona como pueda. Si normalmente voy pillado de tiempo, hoy aún más.
Al final he llegado a la estación con cinco minutos de margen. No sé cómo es posible, teniendo en cuenta que he tenido que hacer la maleta y untarme crema por doquier, cosas extra que normalmente no hago. Debo haber roto alguna ley de la física o del contínuo espacio-tiempo.
Si hoy se acaba el mundo, culpad a mi compromiso con el gimnasio.
(Ya veremos si me he dejado algo o no.)
Ayer, al bajar de la cinta en el gimnasio, pensé que sería cosa de la uña. Estaba empezando a ser un pelín larga, y en seguida que pasa de un punto se me clava en el pie. Tenía pinta de ser esa sensación de molestia por presión, que desaparecería cuando me la cortara bien a ras. Así que me puse a ello después de ducharme y que el agua hiciera algo más trabajable la zona. Tras dejarla bien bonica, fui a lavar los platos; no le di importancia a que me siguiera molestando porque recién me había hecho cargo de la uña.
Qué sorpresa me he llevado esta mañana al despertarme con el dolor igual de intenso. Y entonces, mientras me lavaba la cara, lo recordé. El pisotón de la niña malcriada en el metro. Que sí, no debía tener más de seis años, pero precisamente eso lo hace peor, porque a esas edades sudan mucho del control y si se ponen a trotar por el vagón del metro y deciden clavarte el talón, te lo clavan; y por supuesto no mires a los padres porque no le van a decir que deje de tocar las narices (o pisotear los pies) de la gente, están aliviados de poder excusarse en que es pequeña y dejar que otros carguen con el atenderla.
Niños.
Otra cosa que he recordado esta mañana, nada más abrir los ojos, es que ayer no hice la maleta para el gimnasio. Y hoy tengo entreno monitorizado, así que es impepinable ir al gimnasio, y por ende hacer la maleta. Prefiero dejarla hecha el día anterior para no correr riesgo de olvidarme alguna cosa. Si estoy dormido cuando me acuesto, aún más cuando me levanto.
No me ha hecho gracia, pero era eso o saltarme el gimnasio, así que he tenido que hacer la maleta además de todo lo que tengo que hacer antes de salir de casa por la mañana para ser tan persona como pueda. Si normalmente voy pillado de tiempo, hoy aún más.
Al final he llegado a la estación con cinco minutos de margen. No sé cómo es posible, teniendo en cuenta que he tenido que hacer la maleta y untarme crema por doquier, cosas extra que normalmente no hago. Debo haber roto alguna ley de la física o del contínuo espacio-tiempo.
Si hoy se acaba el mundo, culpad a mi compromiso con el gimnasio.
(Ya veremos si me he dejado algo o no.)